GAF
Maisí por la seguridad alimentaria
Las viandas son problema resuelto. Entonces no es “problema”. La carne de cerdo, ovino y cunícola apenas rozó 0,6 libras per cápita mensuales al cierre del año 2020; deben ser cinco kilogramos. En el 2021 prevén lograr un kilogramo, todavía cortos. Proyectan alcanzar la soberanía alimentaria, y cárnica dentro de ella, por supuesto, en 2026. Ese es el problema.
Es el programa municipal de seguridad alimentaria en el municipio de Maisí. Según el propósito de las 30 libras, sin incluir cárnicos, las diferentes formas productivas en esta localidad (agropecuaria casi por definición) deben llegar a aportar mensualmente, por cada uno de los 28 mil 724 maisienses, 15 libras de viandas, 10 de hortalizas, dos de granos y tres de frutas.
Tales evidencias mostraron a Venceremos el delegado de la Agricultura en el municipio, Noel Mosqueda Mosqueda, y el coordinador de programas y objetivos de Alimentos en el Consejo de la Administración de la localidad, Jorge Luis Sánchez Terán. También Danny Matos Bravet, director técnico-productivo de la Empresa Agropecuaria de Maisí, acompañó a los periodistas en un recorrido por formas productivas de la localidad.
El aporte por y para cada maisiense
El programa incluye la siembra, producción y comercialización del universo de productos de la tierra allí. Atienden ahora solicitudes para entregar 73 hectáreas de tierras ociosas o deficientemente explotadas a usufructuarios, y más adelante otras 80 para cultivo de café.
En realidad la amplitud del mismo presta atención también al aporte que hacen los vecinos de las comunidades desde sus patios y parcelas familiares, actualmente 549, significativamente en Boca de Jauco y Punta de Maisí, que amplían sus rebaños ovino-caprinos.
Otro referente es la comunidad de La Güira del Diamante, del consejo popular Cantillo, que se autoabastece de hortalizas, explican. En El Cayo, del consejo de Vertientes, consolidan la venta de huevos a la población, a partir de productores que recibieron pies de cría semirústicos, y la comercialización de de viandas y hortalizas.
Sabana, del homónimo consejo popular, y Casimba, del de la cabecera municipal La Máquina, fomentan también módulos pecuarios en formas productivas destinados a satisfacer objetivos sociales concretos, como casa de abuelos, personas con discapacidades, la gastronomía y el turismo. Los comedores del Sistema de Atención a la Familia están vinculados a unidades productivas donde Comercio compra directamente.
También el programa contempla los aportes del territorio en sus renglones agrícolas tradicionalmente exportables, como el café, las dos instalaciones turísticas y el consumo social local y la demanda de alimentos agrícolas de la capital provincial.
Las siembras de yuca, ñame, malanga y plátano lograron lo previsto al cierre del último año. Se cosecharon más de 100 toneladas de esos productos, pero mucho menos malanga (pese a las 288 hectáreas sembradas), muy resentida por la sequía y la falta de fertilizantes industriales.
“Apenas se logró el 70 por ciento de la contratación. En esas condiciones, la siembra tiende a disminuir, y este año deben sembrarse unas 200 hectáreas”, coinciden los directivos. El propósito es conservar las semillas y producir menos de 200 toneladas del tubérculo entre mayo y agosto.
Medio centenar de productores de avanzada tienen asignados destinos priorizados de sus cultivos. Las rutas de acopio y comercialización cubren cada consejo popular, comunidad y puntos de venta. Falta introducir más especies de alto valor genético, fomentar minindustrias, viveros de hortalizas, frutales, proyectos de desarrollo local, nuevas siembras…
Sigue alumbrando Maisí la meta de su soberanía alimentaria.
