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Más apego al lomerío

Recuperación cafetalera: misión principal

Yateras ha prosperado mucho y todo es muy distinto de como era antes de 1959”, contó Ángel Peña González, jubilado de 78 años edad, quien vivió durante sus primeros 16 la miseria y explotación a que estaban sometidos los campesinos en una república neocolonial servil al Gobierno de los Estados Unidos.

Más apego al lomerío
10 Jul 2020

“Aquí solo existían siete escuelitas a las que no podían asistir los pobres como yo. Había que caminar kilómetros por trillos endemoniados para llegar a ellas y no todos los padres tenían tiempo y condiciones para llevar a sus hijos”, comentó Ángel, quien nació en Vista Alegre de Yateras y lleva 46 años viviendo en Palenque.

“Había una sola farmacia y un médico particular para atender a todo el mundo, le llamaban Martínez por el apellido. Las enfermedades “llovían”, los muchachos, descalzos en su mayoría, andaban con las barrigas infladas de parásitos y era imposible mantener bajo tratamiento a los enfermos. Eso lo viví, porque me crie en tales condiciones hasta los 16 años”.

Recordó que tampoco existían carreteras, por lo que para salir a la ciudad había que ir a pie hasta Boquerón, en los límites con Manuel Tames, a coger el único carro que llegaba a ese lugar.

“El cultivo de café, principal renglón económico de la zona, estaba en manos de ocho o 10 terratenientes burgueses, quienes lo controlaban todo: producción, acopio, plantas despulpadoras, comercio...

“Con el triunfo de la Revolución todo cambió. Las tierras fueron dadas a los campesinos y la producción del grano alcanzó mayor desarrollo”, aseguró Ángel, quien laboró durante 20 años en el sector cafetalero.

“Cuando comencé a trabajar en la Empresa de Beneficio, en el año 1986, Yateras produjo 905 mil latas, casi un millón, lo que recogía Maisí, el mayor aportador de la provincia.

“Pero luego el cultivo se deprimió por falta de condiciones para vivir y trabajar en las montañas: mucha gente abandonó sus fincas. Al desaparecer la ayuda del campo socialista y arreciar el bloqueo imperial, se acentuaron las dificultades económicas y aumentó el daño de ciclones, como Matthew, que arrasó con numerosos cafetales.

“Todo ello impactó negativamente en la producción del grano que, actualmente, apenas rebasa las 200 mil latas”, precisó el jubilado que, sin embargo, tiene confianza en la progresiva recuperación del rubro exportable, con la entrega de tierras en usufructo, mejores precios del grano… y el retorno de muchas familias, con deseos de cultivar, en los principales macizos cafetaleros.


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