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La finca más oportuna

Su entrada, de madera pintada de verde, anticipa un lugar interesante. ¡Y así es! Luego de recorrer un camino de tierra bordeado por plantaciones de frijoles y surcos preparados,se arriba a una finca cuyo orden revela una obra pensada y hecha con el corazón.

La finca más oportuna
09 Mar 2021

Ubicado entre Artemisa y Candelaria se halla este sitio, el cual emergió del sudor de hombres y mujeres; ellos desafiaron un paisaje tragado por la maleza, que clamaba la presencia de quienes aman el trabajo.

En una fecha tan especial para los cubanos como el 13 de agosto, trabajadores de la Empresa de Suministros Agropecuarios Artemisa (Gelma) y de su Unidad Empresarial de Base (UEB) de Aseguramiento y Servicios, comenzaron a transformar el lugar en la hoy Finca de Abono Orgánico–Módulo Pecuario de la mencionada Empresa.
Protagonistas al ruedo

Cuenta Adolaimis Valdés Páez, la económica, que la idea era crear un área para garantizar el autoabastecimiento de la Empresa y la comunidad. Una vez habilitado el terreno, creadas las áreas para la cría de animales y roturadas las primeras tierras, pensaron que podían hacer más.

Según José Antonio Domínguez, Tony, como llaman al jefe de la finca, la zona es conocida como La Chivera. Existió allí un caserío y estaba muy abandonada.

“Cuando se decidió erigir la finca hallamos maleza, escombros y marabú. Fueron jornadas de mucha labor: éramos solo ocho personas; usted se encuentra ahora en un lugar muy diferente, productivo, acogedor.

“Tras el desbroce, construimos la nave para conejos, y la oficina. Luego hicimos un estanque para la cría de peces y patos criollos, áreas para cerdos de capa oscura y pollos camperos que cerramos con cercas de madera.

“Completan la finca varias hectáreas dedicadas a la siembra de hortalizas, granos, viandas y condimentos, plantaciones de guayaba, mangos, acerola, cocoteros, limón, aguacate… y alistamos otras para cultivar arroz y malanga”.

Yaimary Corrales González es la cocinera. Junto a su esposo Yasiel Corso Rodríguez integra el pelotón de fundadores del sitio, y se siente muy bien a pesar de cocinar con leña, pues sus compañeros conforman una familia muy unida.

Marilín Jiménez Rosabal y Magalis Díaz Licor se incorporaron en diciembre. Ambas son operarias agrícolas, y consideran la apertura de la finca una oportunidad para trabajar y ganarse el sustento con su esfuerzo.
Creación oportuna con futuro

Esta finca se concretó en medio de grandes dificultades, del azote de la COVID-19 y la implementación de la Tarea Ordenamiento.

De acuerdo con Tony, ya cosecharon lechuga, que se destinó a los trabajadores, a la comunidad y al comedor de la Empresa, con lo cual cumplen su misión de producir para autoabastecerse.

Además de aportar alimentos a la Empresa, de suma importancia para bajar el costo de los almuerzos y generar utilidades, la finca creó una veintena de empleos para los artemiseños que residen cerca, y esa cifra aún debe crecer, agregó Adolaimis Valdés.

“Aquí también producimos tabaquina, la cual utilizamos en los cultivos para controlar a los insectos y virus que atacan las plantaciones”.
Precisó que fueron aprobados el montaje de una nave para producir humus de lombriz y después comercializarlo, dos casas de cultivo tapado, una carpintería y una planta para la elaboración de Ecomic (biofertilizante que favorece la productividad de las plantas).

Paralelamente a la siembra, a la atención a plantas y animales, se amplía el socioadministrativo, construyen comedor, cocina, baños y un cuarto para hospedar una visita o cubrir una urgencia.

Artemisa cuenta con fincas muy bellas, pero la de Gelma trasciende por su alcance y por demostrar que, como escribió José Martí, el único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus obras.


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